El descaro, la insolencia, el engaño y la mentira,
el alcoholismo [y] la drogadicción, el miedo irracional
entre semejantes, la traición, el nacionalismo,(…)
todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que
reviente como el capullo de una flor.
El Arte de la Inteligencia, 1963, Allen Wels Dulles
Seguramente ya se dio usted cuenta de que, al referirnos a las características evolutivas de los sistemas emergentes, implicamos la teoría Darwiniana de la evolución por selección natural, que describe un proceso sencillo, elegante, bello y obvio, donde un replicador (algo que se copia a sí mismo), en un entorno apropiado (Condiciones favorables a la producción de copias del replicador), logra reproducirse. La evolución no requiere de un creador ni se dirige hacia diseño final alguno, por tanto, no produce necesariamente la “mejor” copia. En la escala biológica, el replicador es el gen, al que, simplemente, el resultado no le importa. La evolución, como sabemos, ocurre no por el bien de las especies, no por el bien del grupo, ni siquiera por el bien del organismo individual, es resultado de la interacción de los genes. Los genes exitosos se propagan, los otros no. La biodiversidad es consecuencia de este hecho.
En la escala social humana, el gen no es suficiente para explicar la evolución cultural, esto nos lo sugiere Carl Sagan en su célebre cita: Cuando ya no pudimos almacenar información en el ADN entonces apareció el cerebro; y cuando no pudimos almacenar información en el cerebro, entonces almacenamos la información en los libros.
Desde mediados de los 70´s, ha surgido la idea de la existencia de otro replicador, diferente del gen: EL MEME. El meme es la unidad de información (o instrucción conductual) almacenada en un cerebro y transmitida a otros cerebros. La teoría de los memes explica la propagación de comportamientos, cultos, sistemas políticos, creencias, teorías y paradigmas científicos. Al igual que en la escala biológica, en el mundo de las ideas no son las mejores ni las verdaderas las que mejor se propagan; tampoco es, la utilidad para sus anfitriones, factor de éxito de los memes; evidentemente, hay ideas e ideologías altamente destructivas que han sobrevivido en diferentes culturas.
Mucho de lo que hemos denominado la “Cultura del Narco”, puede ser explicada a través de la teoría de los memes, incluso las falsas ideas relacionadas con el consumo, la adicción, el prohibicionismo y sus consecuencias de violencia y descomposición social.
Aunque la ciencia también es un complejo memético, tiene efectos desinfectantes que nos permiten deshacer complejos meméticos destructivos o, por lo menos, falsos. Como lo apuntamos anteriormente, el consumo y la adicción no pueden ser apreciados exclusivamente desde una perspectiva ética, sus implicaciones son multidisciplinarias. Lo mismo ocurre con el entramado del narcotráfico que, mirado desde la perspectiva de los sistemas emergentes, permite apreciar que las intervenciones de fuerza (empíricamente se ha demostrado) sólo producen una escalada de violencia, cuyos efectos se extienden al desvanecimiento de la gobernabilidad. Tal vez el mejor ejemplo sigue siendo el Experimento Noble, el periodo de 1920 a 1933, en el que, en los Estados Unidos se prohibió, a nivel nacional, la venta, fabricación y transporte de alcohol para su consumo. La mejor descripción de lo ocurrido, probablemente sea la cita de John D. Rockefeller, Jr., en 1932:
Cuando se introdujo la prohibición, yo esperaba que fuera ampliamente apoyada por la opinión pública y que llegara el día en que los malvados efectos del alcohol, fueran reconocidos. Poco a poco y de mala gana he llegado a creer que ese no ha sido el resultado. En cambio, el consumo ha aumentado en general, la taberna clandestina ha sustituido al bar, un vasto ejército de violadores de la ley ha aparecido, y muchos de nuestros mejores ciudadanos han ignorado abiertamente la prohibición, el respeto de la ley se ha visto muy disminuido, y la delincuencia ha aumentado a un nivel nunca antes visto.
Si bien la prohibición tuvo un magro éxito inicial en la reducción del consumo, en la sociedad se desarrollaron tendencias destructivas. La prohibición creó un mercado negro que destrozó la industria formal de los vinos, cervezas y del entretenimiento, redujo la recaudación, incrementó el costo de hacer cumplir la ley, afecto las arcas nacionales, dio lugar al fortalecimiento de grupos de la mafia, propició la conformación de estructuras de crimen organizado, cuya rentabilidad produjo un efecto corruptor de las instituciones de seguridad y justicia. Uno de los efectos más perversos se dejó ver en la decisión del gobierno de incrementar la toxicidad de los alcoholes industriales a niveles fatales, medida que provocó, aproximadamente, 10,000 decesos por ingestión de alcohol desnaturalizado; esto corrobora que el prohibicionismo, generalmente, termina oponiéndose a sus fines.
Tal vez, por su propia experiencia, nuestro vecino del norte decidió trasladar su lucha contra las drogas fuera de sus fronteras, a los países productores (Colombia) y de tránsito (México), países donde evidentemente se han desarrollado los mismos efectos perversos observados en el Experimento Noble. Después de cuatro décadas, en Colombia la producción no ha decaído y en México el tráfico está afectando la gobernabilidad del país; no es ocioso resaltar que nuestro vecino del norte (el mayor consumidor de drogas en el mundo) no ha implementado políticas públicas que reduzcan el consumo, más bien, por el contrario, comienzan a impulsarse iniciativas de ley para legalizar su comercialización y producción. Es, entonces, el momento de preguntar por la racionalidad del Meme de la “Guerra”.
Continuará…
F. Crisóstomo.
Nota:
Oakland, California, se convirtió, desde el 21 de julio pasado, en la primera ciudad estadounidense en legalizar la producción y comercialización (en cantidades industriales) de la mariguana.
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